Hola a todas! El tema que os traigo en este post es un tema de total actualidad. ¿No os pasa que últimamente escucháis sobre autocuidado en todas partes?
Sin embargo en consulta, me doy cuenta de que algunas mujeres (especialmente las de más edad) no saben qué es exactamente eso del autocuidado. Y no es porque el significado no esté manifiesto cuando decimos la palabra, pero es algo tan poco común en nuestra cultura, que dudamos de a qué se pueda estar refiriendo realmente.
Luego hay quien cree que el autocuidado es simplemente ponerse una mascarilla, unas rodajas de pepino en los ojos o ir a que le den un masaje. Y francamente, esas opciones están muy bien y por supuesto que son autocuidado, pero éste va mucho más allá de todo eso.
El autocuidado es, como dice la propia palabra, cuidarnos a nosotras mismas; pero implica cuidar todos nuestros «cuerpos». Es decir, no solamente ocuparse del cuerpo físico y apuntarse al gimnasio o pasar por la peluquería, sino también hacer lo mismo con los cuerpos mental, emocional y espiritual.

¿Y cómo se hace eso? Pues si os parece bien, primero vamos a hacer un repaso de nuestros diferentes cuerpos para ver de qué manera podemos cuidar cada uno de ellos:
Cuerpo físico
¿Cómo podemos cuidar o tratar bien nuestro cuerpo físico?
Quizá esto sea lo que más claro tenemos. Aquí entran todas esas cosas en las que pensamos a la hora de cuidar el cuerpo como la alimentación saludable, el descanso, las horas de sueño, el ejercicio físico, etc… También las ideas que tienen la mayoría cuando escuchan la palabra «autocuidado»: ir a la peluquería, darse un masaje, hacerse un tratamiento de belleza, etc…
Es obvio que más o menos tenemos una idea clara…
Aunque hay que poner atención en un asunto y es que a veces el autocuidado físico puede dejar de serlo cuando nos exigimos demasiado…
Me refiero a que la flexibilidad con uno mismo es una buena manera de autocuidarse. Por ejemplo, si uno se ha trazado un plan semanal de entrenamiento, pero un día sale de la oficina a las 10 de la noche; es más respetuoso consigo mismo que irse casa, darse una ducha, tomarse un buena cena y descansar, que irse al gimnasio a cumplir con nuestro planning de supuesto autocuidado.
Cuerpo mental
El cuerpo mental es amplio, pues no sólo abarca nuestro pensamiento y el diálogo interno que tenemos, sino también nuestra creatividad, nuestras ideas, nuestros proyectos…
Está claro que para cuidar nuestra mente tenemos que empezar por ver cómo nos hablamos. Es importante hacer el trabajo de poner consciencia en ello. Si descubrimos que la crítica y las ideas negativas hacia uno mismo están presentes (y no es raro que así sea), el autocuidado será intentar cambiar ese diálogo interno, bien por nosotras mismas (la meditación y el yoga ayudan muchísimo), bien con la ayuda de un profesional (psicólogo, coach, terapeuta…).
El siguiente paso más importante en el autocuidado de la mente sería el descanso. Vivimos en la era del estar «on» todo el día, permanentemente conectados, siempre recibiendo información sin importar la hora del día o de la noche en la que nos encontramos. La mente se ve negativamente afectada de múltiples maneras por esta permanente actividad: cansancio mental, falta de creatividad, incapacidad de relajarse, tensión… que tarde o temprano pueden terminar afectando al cuerpo físico…
La forma de autocuidado ante esto sería el establecer unos límites. No tienes por qué estar todo el día disponible, no tienes por qué estar todo el día conectada, ni informada… Es importante poner un límite al uso del móvil, poner un límite a determinadas amistades y relaciones familiares y laborales que nos demandan las 24 horas del día y poner un límite a nuestro enganche a coger el móvil para chequear o curiosear algo a cualquier hora del día. Créeme, podemos vivir sin ello, lo hemos hecho hasta hace unos años. Hay que tener mucho cuidado con esto porque detrás se esconde una adicción que está tomando dimensión mundial. Vivimos en una sociedad de adictos al móvil y, como sabemos, las adicciones son destructivas sean a lo que sean (drogas, alcohol, compras, comida, sexo, etc…). Ojo, ¡el autocuidado aquí es fundamental!
Cuerpo emocional
El cuerpo emocional es fácil de reconocer. Son nuestras emociones, lo que sentimos. Las emociones están relacionadas con los juicios mentales que hacemos ante todo: lo que nos ocurre, lo que hacemos, lo que nos cuentan, nuestros propios pensamientos, etc… Si lo que ocurre se adecúa a lo que consideramos bueno, correcto o conveniente, se desencadenan lo que denominamos emociones positivas. Cuando ocurre algo que consideramos malo, negativo, dañino o inconveniente, es cuando aparecen en nosotros las denominadas emociones negativas.
El asunto clave en el autocuidado de las emociones es no reprimir las mal llamadas emociones negativas, pues lo cierto es que no hay emociones negativas ni positivas y ahí radica parte del problema. Vivimos en una cultura en la que ser feliz se asocia a triunfo y estar triste o deprimido se asocia a derrota, pero lo cierto es que es tan normal y humano una cosa como la otra y que no hay nada de que avergonzarse pues son cosas que sentimos todos. La vulnerabilidad está mal vista, pero además es que no sabemos lidiar con emociones propias ni ajenas.
La mejor manera entonces de cuidar nuestras emociones será no reprimirlas. Permitirnos sentir tristeza, rabia, enfado, decepción, etc… Darnos el tiempo que necesitemos para superar un bache, no presionarnos para estar bien lo más rápido posible. Si estoy bien, estoy bien, pero si no lo estoy, no negarlo, aceptar esa emoción, permitirla, acogerla y no esquivarla, darle un espacio como se lo damos a las «emociones positivas».
Cuerpo espiritual
El cuerpo espiritual es quizá el más difícil de reconocer hoy día, aunque está en todos nosotros, lo sepamos o no, lo cuidemos o no. Nuestro cuerpo espiritual es nuestro espíritu, nuestro verdadero yo, el más profundo y esencial. Es eso que somos realmente, es eso que nos une a lo divino, al origen de todo y en ese sentido forma parte de ello.
¿Y cómo cuidar nuestro espíritu? Una de mas mejores prácticas es la meditación, pues al aquietar la mente y el cuerpo, podemos sentir y acceder a ese verdadero yo, a ese espíritu. Nos enseña a conocernos como seres espirituales y a darnos cuenta que nuestra verdadera naturaleza es paz.
Pero la meditación no es la única manera de cuidar el cuerpo espiritual, también la oración y las prácticas religiosas, el desarrollo personal, llevar a cabo alguna labor de voluntariado, practicar yoga, etc…
En definitiva, como veis, el autocuidado es un tema que hoy en día está en todas partes, pero es mucho más profundo de lo que se nos presenta. Creo que hoy en día muchos profesionales hablan de autocuidado e intentan convencernos de la importancia que tiene porque este tema es la gallina de los huevos de oro. Van a intentar venderte aquello que necesitas para «autocuidarte». No significa que nunca vayamos a necesitar a un profesional para cuidarnos (peluquera, médico, psicólogo, profesor de meditación…), pero por favor, es un tema bastante serio como para dejarlo en manos de nadie. No olvidemos que para cuidarse a todos los niveles, no necesitamos gastar dinero, sino tomar conciencia.
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