¡Hola a todos!
En este post os voy a hablar de la salud ósea y articular enfocadas desde la alimentación.
Normalmente cuando queremos conseguir un objetivo a través de la alimentación, queremos saber qué tenemos que comer, pero mucho más importante que eso es saber qué eliminar (y después llevarlo a la práctica, claro 😉 ).
Por mucho que introduzcamos el mejor de los alimentos de cara a un fin, si no retiramos aquello que crea el resultado contrario, pocos resultados veremos…
La sociedad de consumo en la que vivimos favorece el «introducir» en lugar de «sacar», pues siempre es más interesante vender todos los productos que vender sólo unos pocos.
Por este motivo y porque el primer paso hacia la salud es eliminar lo que nos hace daño, en este post voy a hablar de aquellos alimentos que hay que excluir de nuestra dieta (o al menos evitar o reducir) si queremos tener unos huesos y articulaciones sanos y felices.
Pues bien, en lo que a huesos y articulaciones se refiere uno de los grandes pilares para mantener su estado óptimo es un pH sanguíneo alcalino.
Como ya sabéis, el cuerpo necesita tener un pH sanguíneo ligeramente alcalino (entre 7,35 y 7,45, siendo 7,39 ó 7,4 el ideal). En nuestra dieta existe una gran cantidad de alimentos que nos acidifican y, dado que el organismo tiende siempre a mantener el equilibrio interno, buscará sus propios recursos para revertir esa acidez que le perjudica.
La forma de alcalinizar que tiene el organismo es intentar eliminar tóxicos y ácidos a través de los órganos emuntorios (piel, hígado, pulmones, riñones e intestino grueso), pero cuando estos órganos no dan a basto (lo que es habitual con la alimentación y hábitos de hoy en día), revertirá esa acidez vertiendo minerales en el torrente sanguíneo, pero… ¿¿de dónde los saca?? Pues desgraciadamente de nuestros huesos, articulaciones, órganos… Esto es lo conocido como el sistema tampón del organismo. El cuerpo lo hace con toda su buena intención, pues de seguir incrementándose la acidez nuestra vida se pondría en peligro, pero el resultado es que nos desmineralizamos.
Puesto que la desmineralización tiene muchas consecuencias negativas para la salud general y la de los huesos y articulaciones en particular, lo importante es evitar que el cuerpo tenga que llegar a mecanismos de defensa de su equilibrio tan extremos como el sistema tampón. La forma de ayudarle es eliminar o reducir lo más que podamos alimentos que acidifican nuestro organismo.
¿Queréis saber cuáles son?
Existen muchos alimentos que causan acidez sanguínea y se pueden clasificar en ácidos fuertes y débiles. Para no eternizanos y para ir a lo más eficaz a la hora de ver resultados, os enumero a continuación la lista de ácidos fuertes:
- azúcar, miel, así como endulzantes artificiales tipo sacarina, aspartamo y demás
- cereales refinados y harinas refinadas (blancas)
- proteína animal como carnes, huevos, embutidos, pescado, mariscos… (cuánto más rico en proteínas sea un alimento, más acidificante será; lo mismo pasa con la grasa saturada y no olvidemos que la proteína animal tiene grandes cantidades de las dos cosas)
- lácteos y derivados (sí, aunque nos parezca increíble, los lácteos que tanto nos han vendido como amigos de nuestros huesos, no lo son; ya escribiré un post concreto sobre ello…)
- alcohol y refrescos
- café y excitantes como, por ejemplo, el té negro
- sal común (la sal común o de mesa es un potente ácido, se comporta como un «corrosivo» muy desmineralizante en nuestro organismo; aunque he dicho que no iba a hablar de alimentos a introducir, se me hace imposible no deciros que la cambiéis por sal marina)
Cualquier persona sana que quiera mantener su salud general y óseo-articular tendrá que tener en cuenta no abusar de estos alimentos e intentar lo reducirlos lo más posible. Pero ¡ojo! si ya partes de una enfermedad de huesos o articulaciones (osteoporosis, artritis, artrosis, reumatismo, etc…) te recomiendo que dejes de consumirlos y los elimines totalmente de tu dieta si quieres ver resultados.
Además de los alimentos que causan acidez, existen otro tipo de alimentos que tampoco se recomiendan en cuestiones de salud ósea y articular: las solanáceas.
Dentro de las solanáceas encontramos el tomate, los pimientos, la berenjena y las patatas.
Obviamente, no hay problema en consumirlas si estamos sanos, pero el problema es que se conviertan en nuestras «verduras de cabecera» y no salgamos de ahí (cosa que pasa mucho en España donde la mayoría verdura que se consume es esta). Por favor, aun estando sanos no abuséis y echad mano de otras verduras como la cebolla, la zanahoria, la coliflor, el apio, las coles, la calabaza, las judías verdes, el nabo, el puerro… Un poquito de variedad, por favor, ¡hay miles! 🙂
En caso de que tengáis problemas de huesos y articulaciones os recomiendo eliminar su consumo.
¿Qué cuál es el problema con estas verduras?
El problema es la solanina que poseen, un tóxico que promueve la inflamación en el organismo. Dicha sustancia no favorece en nada en el intento de paliar enfermedades como la artritis, la artrosis ni la osteoporosis, así como tampoco en el de evitar los dolores que producen.
Por si esto fuera poco, la solanina interfiere en el equilibrio del calcio del organismo. Capta el calcio del torrente sanguíneo pudiendo ocurrir dos posibles cosas tras ello:
1) aumento de su excreción vía renal
2) fijación de este mineral en lugares no debidos, lo que provoca calcificación de tejidos blandos como las articulaciones (y otros tantos como riñones, arterias…)
En fin, un desastre lo de las solanáceas, ¿verdad? Por tanto, como he dicho más arriba, precaución los que estéis sanos y rotundo NO a ellas los que sufráis de enfermedades de huesos y articulaciones.
(Como sé que la salsa de tomate es uno de los ingredientes estrella en muchas de las recetas favoritas de niños y grandes, os prometo hacer un post de cómo hacer una salsa de tomate sin tomate con la que os chuparéis los dedos y daréis el pego a cualquiera 🙂 .)
Por último, mencionar que otro grupo que conviene eliminar también son los alimentos que contienen ácido oxálico u oxalatos. Dentro de este grupo encontramos: las espinacas, las acelgas, la remolacha, el cacao, el pimiento (lo suyo es muy fuerte porque también tiene solanina…), etc…
Entre las muchas lindezas que producen los oxalatos o ácido oxálico, inhiben la asimilación del calcio, es decir, «raptan» el calcio de los alimentos impidiendo que se absorba por el intestino. Esta es la razón de evitarlos en caso de enfermedades óseas y/o articulares.
Muchas personas acompañan su consumo de alimentos especialmente ricos en calcio para contrarrestar. Me parece una idea estupenda en caso de individuos sanos, pero en caso de personas que padecen enfermedades como las que hablo en este post, mi consejo sería eliminar este tipo de alimentos.
Por último y pese a no ser alimentos, no quiero dejar sin mencionar dos cosas a tener en cuenta y que recomiendo en mi sesiones de asesoría nutricional: evitar a toda costa el sedentarismo y el estrés. Ambas favorecen la acidificación de la sangre, así como los procesos inflamatorios.
Así que ya sabéis, si queremos cuidar nuestros huesos y articulaciones hay que moverse en todos los sentidos :).
¡Hasta la próxima!
(Imagen: <a href=»http://Vector de Mano diseñado por Freepik«>Freepik).